Construcción de zanjas de infiltración, andenes, chacras hundidas, recarga de acuíferos, revaloración huachaques, interconexión de lagunas y otros.

A través de milenios el Perú desarrolló las más pragmáticas tecnologías para sembrar, cosechar y administrar el agua con eficiencia, sobre un complejo y abigarrado territorio, que escala desde cero metros en la costa, mayormente desértica, hasta los 4,000-5,000 metros en los Andes, donde llueve regularmente entre tres a cinco meses al año; y la Amazonía propicia a la humedad y a lluvias frecuentes durante todo el año, en asociación con la zona tropical del océano Atlántico.

Hacia el territorio peruano confluyen la corriente fría de Humboldt, la contracorriente ecuatorial cálida, la corriente antártica fría, la cordillera de los Andes que influye en el desplazamiento de las masas de aire, el anticiclón del Pacífico Sur, el anticiclón del Atlántico Sur, entre otros.

Los antiguos peruanos debieron tener gran inventiva para superar todas las contingencias del clima que van de la extrema sequía a la extrema abundancia; hecho que los condujo a dominar las tecnologías hidráulicas que les permitieron afirmarse al territorio, muchas de las cuales aún subsisten.

A inicios del siglo XV los cronistas refieren que en materia de ingeniería hidráulica el Perú tenía un notable avance que superaba a Europa. Nuestros antepasados buscaron agua en los ríos subterráneos y en la condensación de la neblina.

Actualmente, la distribución del agua en el Perú no le hace ninguna justicia a la ubicación de la población. El 97.7% del agua se dirige a la cuenca del Amazonas (donde la población es de 9.4%), el 1.8% se pierde en la cuenca del Océano Pacífico (donde vive el 52.6% de la población) y el 0.5% del agua se dirige al Lago Titicaca (la población en la sierra es de 38%). De allí que resulta fundamental rescatar las tecnologías andinas y sumarlas a las más avanzadas de nuestro tiempo para no seguir padeciendo la escasez obligada por la alteración climática. ¿Cuáles son esas tecnologías, por las que apostó Agronoticias durante más de una década?

Aquí las principales:

  • Afianzamiento técnico e interconexión de lagos, lagunas, bofedales y otras fuentes naturales situados en la meseta andina (sólo en Huancavelica tiene más de 200 espejos de agua).
  • Construcción masiva de zanjas de infiltración en los cerros erosionados y empinados, para detener la escorrentía de las lluvias y los deshielos, recrear la flora y la fauna y alimentar la napa freática. Además, estas zanjas disminuyen los riesgos de huaycos y su infiltración en el terreno favorece a los pastos y plantaciones forestales.
  • Recarga artificial de los acuíferos mediante amunas o acequias rústicas, para desviar excedentes hídricos y conducirlos hacia eriazos, tierras porosas, bocas de acuíferos y/o reservorios. Como ocurre en San Andrés de Tupicocha y Paccho en Huarochirí, Lima.
  • Construcción de microrrepresas a diversas alturas o cadena en quebradas y microcuencas.
  • Aprovechamiento de cunetas y alcantarillas de red de carreteras andinas, para acopiar las aguas captadas en reservorios rústicos, estanques, en puntos de recarga de bolsones de aguas subterráneas o en áreas forestales o forestables.
  • Revaloración de los huachaques o pozas destinadas a la siembra de junco y totora, como se hizo en la ciudad de barro, Chan Chan, Trujillo, La Libertad.
  • Recuperación y reconstrucción de andenes para conservar los suelos (acumulados durante centenares de años, en zonas montañosas), realizar un manejo hídrico eficiente, controlar la erosión, regular la temperatura del suelo y perennizar la agrobiodiversidad. Es uno de los ingeniosos recursos quizás el más valioso, que el hombre ha desarrollado para conquistar los Andes de climas extremos.
  • Terrazas agrícolas de formación lenta que se constituyen a través de los años por el efecto del arrastre y acumulación de sedimentos en franjas de terreno situadas en sentido transversal a la pendiente máxima del terreno, separados por diques de piedra o tierra, y que fueron la base de la subsistencia económica de antiguas civilizaciones de hace más de cinco mil años.
  • Chacras hundidas, utilizado por las culturas preincas en la costa (como en Chilca, donde se siembra higos), para ello se retira la arena hasta llegar a una zona permanentemente húmeda donde se instalan los cultivos.
  • Captura de lluvias y nieblas con especies forestales andinas, como se practicó en Machu Picchu en tiempos prehispánicos. En Puyupatamarca las hojas, las ramas y los tallos del quenual tienen pelusas que absorben la humedad de la neblina y el aire, para soltarla gota a gota al seno de la tierra. Los bosques (con qolle blanco, qolle negro, quinual, kiswar, chachacomo, aliso) sembrados por los incas aún producen agua para los turistas.
  • Microrreservorios mediterráneos, abiertos en las cabeceras de las chacras, incluso puede complementarse con pequeños sistemas de riego por aspersión. Por ejemplo, el Instituto “Cuencas Andina” de Cajamarca construyó más de 600.
  • Forestación con especies comerciales, complementado con ganadería estabulada, piscicultura y turismo ecológico- vivencial, como practica Porcón en Cajamarca. El potencial de áreas susceptibles a programas o proyectos de reforestación en el Perú asciende a 10.5 millones de hectáreas, de las cuales 500,000 hás. están en la costa; 7.5 millones están en la sierra y 2.5 en la selva.
  • Formación de lagunas artificiales, como el desarrollado en la comunidad campesina de Quispillacta, Chuschi, Cangallo Ayacucho, o como Tinajones en Lambayeque.
  • Bombeo de aguas superficiales de ríos hacia las partes altas.
  • Atrapanieblas, para captar aguas atmosféricas en áreas desérticas sobre las que presentan nieblas y alta humedad por temporadas, como ejemplo, las instalaciones en Villa María del Triunfo, Lima, por el Movimiento “Peruanos sin Agua” en la comunidad “Los Tunales de Asall” y con apoyo de USAID. Hasta el momento se han instalado más de 500 atrapanieblas.
  • Desviación o bombeo parcial del agua de los ríos en períodos de abundancia, para acumularla en tierras desérticas, recargar acuíferos, y tener reservas para el periodo de estiaje.
  • Tecnificación masiva del riego, para que se utilice el agua por goteo o por microaspersión.
  • Canalizar o entubar el transporte del agua para evitar filtraciones, como los acueductos instalados en el santuario de Tipón, Oropesa, Quispicanchis, Cusco, o como en Nasca, Ica.
  • Identificación de ríos, lagunas y bolsones de aguas subterráneas en los Andes, para manejarlos con enfoque conservacionista, por ser reservas estratégicas para épocas de emergencia.
  • Fomento de invernaderos rústicos o fitotoldos asociados a los bofedales andinos, para producir en los Andes alimentos vegetales de climas cálidos, ahorrando agua, incluso para producir forrajes.

Fuente: Agronoticias

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